sábado, 31 de enero de 2009

Casa Román de Lamata



Donde ahora está el museo, antes hubo unas ruinas y antes de las ruinas, una casa muy grande y antigua, llamada Román. Los pocos restos que quedaban de la casa: dos bodegas, un lagar y una pila de aceite han sido integrados en el museo.

Esta casa ya existía en el s. XV; los documentos antiguos avalan esta afirmación. La arqueología lo confirma porque en los muros de una bodega, realizados en tapial, se encontraron fragmentos de cerámica gris medieval.

Casa Román fue variando su fisonomía en el transcurso de los siglos. Hay dos fotos antiguas, realizadas a mediados del s.XX, que nos aportan información sobre ella. Se observan sucesivas ampliaciones hacia el norte, siendo la puerta de entrada en arco rebajado, del s. XVIII o XIX, una de las últimas reformas. Destacaba la monumental chimenea troncocónica que tuvo una gran tinaja como culminación, no observable en las fotos.

Durante más de 500 años se fueron sucediendo distintas generaciones, a razón de una cada 30 años, más o menos. Los dueños se apellidaron Monclús, Román y Labrid.

A finales del siglo XIX la casa entró en crisis y sus propietarios tuvieron que pedir dinero para ir pagando deudas. La filoxera atacó las viñas, principal fuente de riqueza; esta plaga justifica en parte la crisis. Finalmente la familia emigró a Francia a principios del s. XX. Poco a poco el inmueble se fue deteriorando. Una noche lluviosa de finales de los 60 o principios de los 70 del siglo pasado, se derrumbó parcialmente y poco a poco la ruina se fue generalizando.

El museo no sólo es un lugar en el que hay fósiles, sino que también, en cierto modo, es un homenaje a todas las personas que vivieron en casa Román. Una pequeña parte de aquella casa se sigue conservando y sirve como recuerdo de toda esa gente que quiso a su casa tanto como a su propia vida.

1 comentario:

  1. Gracias, Jesús, por mostrarnos el antes y el después. La vida continua inexorable, y abré paso a las nuevas ideas... sin olvidar, con un sitio para el recuerdo, de aquellos que un día fueron. Ellos,los descendientes, si algún día visitan La Mata, se sentiran orgullosos del trabajo que has realizado, estoy segura de ello... Has transformado las ruinas en una nueva obra, respetando los cimientos, el nombre de la Casa Roman.

    Otro beso.

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